La siempre deliciosa Paleta Drácula marcó una época inolvidable en los años noventa, no solo por su sabor único de helado de chocolate, fresa y vainilla, sino por las fascinantes colecciones que acompañaban cada temporada de Halloween. Entre colmillos, stickers termoformados y botones, surgió una de las promociones más queridas por los coleccionistas: Monstruos en mi Bolsillo, una réplica local de la línea Monsters in My Pocket de Matchbox. Esta colección, lanzada en octubre de 1994, presentó 24 figuras en goma elástica fluorescente que brillaban en la oscuridad después de cargarse con luz, acompañadas por tarjetas ilustradas con biografías, puntajes y numeración oficial.
Cada tarjeta incluía el retrato detallado del monstruo y una breve historia sobre su origen legendario o mitológico. Además, las tarjetas poseían un sistema de puntos, que comenzaba en 25 y descendía hasta 5, permitiendo jugar o intercambiar entre amigos. Los colores de las figuras verde, fucsia, amarillo y naranja tipo neón las hacían aún más atractivas y reconocibles. Esta primera serie introdujo a 24 icónicos personajes: Hombre Lobo, La Gran Bestia, Tiranosaurio, Tritón, Tengu, Cíclope, Frankenstein, Mantícora, Goblin, Windigo, Baba Yaga, Pie Grande, Científico Loco, El Fantasma, Ghoul, Ogro, Espíritu, Vampiresa, La Medusa, Drácula, La Bruja, La Bestia, Esqueleto y Momia. Cada figura capturaba el espíritu del terror clásico con un toque caricaturesco que fascinó a niños y coleccionistas por igual.
El éxito fue tan grande que al año siguiente, en 1995, la Paleta Drácula lanzó la segunda serie: Monstruos en mi Bolsillo II, compuesta también por 24 criaturas nuevas que continuaban con el mismo formato fluorescente y brillante. La diferencia principal estuvo en las tarjetas, cuyas letras cambiaron del color negro al rojo, manteniendo el sistema de puntos y la numeración del 25 al 48. En esta expansión llegaron monstruos legendarios de distintas culturas del mundo, consolidando a la colección como una auténtica enciclopedia de seres fantásticos. Los personajes de esta segunda entrega fueron: Hydra, Benemoth, Griffin, Cockatrice, Kraken, Jotu Troll, Zombie, Coatlicue, Kali, Catoblepas, Harpy, Haniver, Gorra Roja, Hobgoblin, Cerberus, Karnak, Chimera, Roc, Gremlin, La Pantera Alada, Charon, Jack “El Saltarín”, Hombre Invisible y El Jorobado.
Ambas series, con un total de 48 figuras, forman hoy una joya nostálgica del coleccionismo colombiano. Cada una representa no solo el encanto del terror de antaño, sino también la creatividad de una época en la que abrir una Paleta Drácula era toda una experiencia. Las figuras aún brillan con la misma intensidad de hace más de veinte años, evocando los días en que los niños competían por conseguirlas todas. Aunque la colección terminó con la segunda serie, su legado continuó en nuevas líneas como Monstruos Mutantes (1996) y Escalofríos (1997), reafirmando a Paleta Drácula como una marca pionera en unir dulzura, diversión y horror en miniatura.
Una verdadera reliquia del Halloween noventero, recordada con cariño por los coleccionistas que todavía conservan estas pequeñas criaturas fluorescentes que marcaron una generación, en mi colección tengo varias figuras originales y algunas bootleg.

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